BLOG EN CONSTRUCCIÓN

lunes, 5 de octubre de 2015

Ricado Sánchez y cuatro puntos


1.      Fui un integrante más de la lucha contra el movimiento estudiantil “manos blancas”. Recuerdo como el cese de concesión de RCTV fue un punto de efervescencia que sirvió de catalizador para la organización y movilización de las fuerzas estudiantiles contrarevolucionarias. Valga acotar, aún no se ha realizado un balance necesario de los daños al proceso revolucionario ocasionados por los planes desestabilizadores, empleados en ese momento para detener el proyecto de “Reforma Constitucional” y erosionar la legitimidad política del chavismo. Ante esta realidad, cientos de jóvenes y colectivos estudiantiles nos dimos a la tarea de hacer frente a semejante ofensiva contrarevolucionaria. Estas confrontaciones se manifestaron de diferentes formas, desde debates televisados hasta encontronazos, en el que las pasiones exacerbadas en ambos bandos, entorpecían las palabras y daban pasos a otras formas de expresar nuestros disensos. En todas esas formas participé activamente. Sin embargo, siempre he creido en cultivar el respeto por el adversario, aun cuando sea considerado el más vil de ellos. Por ello, considero que la posición de Ricardo Sánchez ayer y hoy debe ser respetada por todas y todos los que conformamos las filas del chavismo.

2.      Sin lugar a dudas el nombramiento de Ricardo Sánchez como candidato del GPP a la AN se traducirá, en el transcurso de esta semana, en un debate álgido. Este hecho seguramente causará cierto escozor entre quienes participamos de la encarnizada lucha por el sentido político del movimiento estudiantil venezolano.  Es comprensible que asi sea. Sin embargo, creo que le hariamos un flaco favor al proceso revolucionario si nos centramos en la descalificación a la figura de Ricardo Sánchez, sin lograr desentrañar las razones de fondo que conducen a dicha política de alianzas. Debemos recordar que nuestra lucha nunca fue contra Ricardo Sanchez, fue a favor de la transformación universitaria y en función de construir un movimiento estudiantil revolucionario. 

3.      Me parece un acierto político de Nicolás Maduro el lograr incorporar a Sánchez y al partido Alianza para el Cambio a las filas del GPP. Creo que es un mensaje efectivo en función de avanzar en el convencimiento de las bases opositoras no radicales de origen popular. Esto no hace del partido Alianza para el Cambio un partido revolucionario, ni de Ricardo Sanchez un socialista. A pesar de esto, contribuye a aislar a los enemigos radicalizados del proyecto chavista y permite abrir el espacio a un frente común con un carácter antimperialista y quizas antifascista. El frenético rechazo de este hecho por las filas revolucionarias solo puede mandar un mensaje al resto de la sociedad de intolerancia y sesgo, esta percepción lejos de sumar estrecha las posibilidades para seguir construyendo una mayoría sólida, que simpatice con el proyecto socialista.

4.      No obstante, es de vital importancia que el compañero Nicolás Maduro haga gala, lo antes posible, de esa capacidad de manufacturar consensos pero al otro lado del espectro político. Hago referencia a la necesidad de abrir diligentemente el debate con sectores de la izquierda que sostienen criticas profundas y muchas veces justas a la conducción de la revolución y que tristemente no han sido escuchados. Esto es una deuda pendiente, una tarea urgente para la unidad revolucionaria, que debe ser el núcleo real de cualquier política de alianzas.

martes, 11 de agosto de 2015

¡Guerra!

Por esto, previendo (...) de lejos los inconvenientes, les aplicaron el remedio siempre en su principio. Sabían que la guerra no se evita; y que si la diferimos, es siempre con provecho ajeno” Nicolás Maquiavelo

La denominada “guerra económica” no es otra cosa que la explotación sistemática, consciente y planificada de los desaciertos macroeconómicos del proyecto revolucionario, aprovechando las flaquezas de una economía rentista heredada de principios del siglo XX. Esta situación se agudiza con la caída de los precios del barril de petróleo a causa de la sobreproducción que inunda el mercado de crudo internacional.
En este sentido, La erráticas políticas monetarias, fiscales, cambiarias y productivas de nuestro proyecto  ha llevado a algunos compañeros y compañeras a concluir la inexistencia de la guerra económica, atribuyendo los problemas económicos a las falencias del gobierno nacional. No obstante, resulta ingenuo pensar que las cúpulas del poder económico criollo y los Estados Unidos no han declarado la guerra contra el proyecto que aún está marcado por la impronta subversiva del legado de Hugo Chávez. Esta guerra se ha manifestado en embates contra la economía nacional, teniendo como principal objetivo político el desalojo inmediato del gobierno del presidente Nicolás Maduro y la posterior sepultura de las conquistas alcanzadas por el pueblo. Estos ataques encuentran su epicentro en la especulación en torno al dólar paralelo,  el contrabando de extracción a gran escala, el acaparamiento de productos de la canasta básica y la campaña internacional sobre el riesgo económico en Venezuela que frena la inversión extranjera.
En consecuencia, el sometimiento a las interminables colas, el acaparamiento de productos de primera necesidad, tanto en alimentos como en medicina, los precios astronómicos que golpean nuestro salario, forman un cuadro realmente inaceptable. En este contexto, se fragua el clima esperado por la oposición para una “salida” del gobierno, bien sea por la vía violenta o por derrotas electorales fruto del disgusto generalizado de los venezolanos y las venezolanas ante los efectos de la guerra económica.
Sin embargo, la oposición se encuentra dividida y por tanto existen múltiples estrategias. Están quienes hacen hincapié en fustigar la economia nacional y capitalizar el descontento por la vía electoral. Por otro lado, están quienes colocan el acento en atizar la violencia, la incertidumbre y el caos. Ahora bien, se debe tener presente que aún el marco de estrategias múltiples, divisiones e intereses contrapuestos, la oposición pudiese confluir en cualquier momento en un plan y un mando centralizado desde el extranjero que los aglutine y que combine todas las formas de lucha contra la revolución.
Frente a este peligroso escenario el gobierno se ha limitado a desplegar las siguientes estrategias: 1) el sostenimiento de una banda cambiaria y el mantenimiento de un rígido control de precios para sostener ciertos niveles de consumo 2) insistir en un sistema de fiscalización que se ve desbordado por las circunstancias 3) apostar por aumentar la liquidez 4) mantener el gasto público 5) desplegar una campaña comunicacional de denuncia a los sabotajes. Las estrategias no parecen dar los frutos esperados.
Esta situación evoca la famosa epopeya griega atribuida a Homero, escrita varios siglos antes de Cristo, donde se narra cómo, a pesar de las imponentes murallas troyanas y su heroica defensa, la ciudad termina siendo tomada por los aqueos. Pudiéramos rescatar de esta mítica batalla la clásica máxima: “la mejor defensa es un buen ataque” más aún en las circunstancias donde los caballos de madera abundan.
La guerra económica es un conflicto atípico, el estruendo de las armas no se escucha a plenitud y la confrontación violenta es sólo ocasional. Sin embargo, no debemos dejar de declarar estas circunstancias como una situación de guerra. Carl von Clausewitz señaló que “la guerra es la continuación de la política por otros medios” quizá en estas circunstancias el militar prusiano hubiese invertido su frase. Por ello, debemos de extraer de las anteriores experiencias las lecciones que nos permitan trazar el camino a la victoria.
Mao quien dirigió la guerra prolongada llamó al Ejército Rojo a la “ofensiva dentro de la defensiva, las operaciones de decisión rápida dentro de la guerra prolongada”, en el marco de la defensa de los intereses del pueblo, el gobierno debe pasar a la ofensiva. Para ello, recordamos los principios que en los Seis Escritos Militares el estratega chino evoca: “la iniciativa, flexibilidad y planificación” la revolución aun cuenta con un aparato burocrático, obeso, derrochador, que no puede responder con agilidad a los ataques que recibe ni mucho menos empujar de manera efectiva a la transformación del aparato productivo nacional, con miras a la construcción del socialismo.
Resulta improbable ganar alguna guerra sin el conocimiento de las fuerzas propias. Por ello, es necesario reconocer que junto a quienes desde la oposición se inscriben conscientemente al plan de sabotaje orquestado desde los EEUU, están quienes de manera inconsciente tributan a dicha estrategia. En este sector se inscriben funcionarios ineficientes y corruptos vinculados a la fuga de capitales. A esto se le suma un numeroso sector de la población que obtienen provecho de la situación económica por medio de la comercialización informal y especulativa de los productos básicos.
Por tanto, Es necesario repensar un Estado que pueda contribuir a la producción nacional, una dirección revolucionaria que luche contra la corrupción y que promueva un tejido social transformador. Es necesario que sea capaz de apoyar iniciativas productivas audaces, eficientes, con mirar a generar divisas. Se debe sospechar de los proyectos rimbombantes, se deben generar análisis rigurosos en torno a la posibilidad que tienen los productos de ser incorporados en el mercado nacional o internacional.
Asimismo, es necesario analizar los problemas presentados en las experiencias productivas precedentes, en el caso de las cooperativas y otras iniciativas desplegadas en años anteriores, existen tres grandes adversidades: las mafias privadas de las cadenas distributivas, las dificultades en la adquisición de divisas y los retrasos burocráticos en el cumplimiento de los acuerdos contraídos con el ejecutivo nacional. Estos son problemas que deben ser abordados ineludiblemente desde la triada iniciativa, flexibilidad y planificación.
Por otra parte, algunas decisiones urgentes en torno a la política cambiaria y a la política monetaria van a generar efectos sociales contraproducentes a corto plazo. Por ello, es necesario dar apertura a un amplio debate que diferencie el gasto público de la inversión social. Vale decir, diferenciar las desviaciones clientelares y rentistas de los apoyos de alto impacto y con carácter de urgencia para la población de mayor vulnerabilidad.
Las intrigas frente a estas importantes decisiones no se haran esperar. Esto pudiese encontrar suelo fértil en el desconsuelo del pueblo que pasa horas en colas o del enfermo que no consigue sus medicamentos. Es necesario evocar a la sabiduría oriental sintetizada por Sun Tzu:
 Un ejército confuso lleva a la victoria del contrario”

En esta dirección, La construcción de la legitimidad de la revolución es fundamental para la victoria en esta batalla. Nuestra dirigencia y las organizaciones deben padecer junto al pueblo cada embate, debe combatir con el pueblo cada cola, debe desprenderse de cualquier privilegio para lograr construir la unidad de las mayorías. Esta unidad debe girar en torno a la dirección colectiva que encabezaría Nicolás Maduro.
El liderazgo de Nicolás Maduro debe convertirse en el referente de lucha contra los privilegios puertas adentro de las filas revolucionarias. Las dificultades económicas invoca a dirigir con austeridad y desprendimiento. Por otra parte, la tarea amerita humildad, reconocer y aprender de los errores cometidos en materia macroeconómica, que tienen sus orígenes en la indecisión, el retraso de las medidas y la triste apuesta por una cultura política que sustenta los logros en la abundancia y el derroche, he allí nuestra principal debilidad y el mayor peligro para la construcción del socialismo. El presidente chofer, el comandante obrero, debe encarnar aquello de que “el socialismo no es cuestión de cuchillo y tenedor” necesario es edificar una nueva cultura política cónsona con los principios que enarbolamos. Confiamos en el esfuerzo de Nicolás Maduro en esta dirección.
Combinar una nueva cultura productiva con el florecimiento de una nueva concepción política estrechamente vinculada a la axiología socialista equivale a lo que el mítico General vietnamita Vo Nguyen Giap denominó “cambiar la fisonomía de la guerra y abrir nuevas vías para las victorias”. Aunado a esto, Junto con el ejemplo y la rectitud ética, nuestra dirigencia tiene la necesidad de hacer un esfuerzo pedagógico, lograr transmitir nuevos valores, la tarea de comunicar es crucial en la batalla.
Debemos comprender que el pueblo es la piedra angular de esta unidad y que solo combatiendo desde las necesidades de los más humildes, contra los especuladores, monopolistas, mafias importadoras y corruptos cómplices y tomando las medidas estructurales adecuadas lograremos salir airosos. El tiempo es un factor determinante en la guerra, tengamos presente junto con el legendario estratega oriental Sun Tzu: 
Una victoria rápida es el principal objetivo de la guerra. Si la victoria tarda en llegar, las armas pierden el filo y la moral decae” 
las elecciones a la Asamblea Nacional marcan el tiempo de una primera etapa en esta guerra.

jueves, 9 de julio de 2015

Carta de un jóven a Laureano Márquez


El rico se ríe del bufón, y el bufón se ríe del rico, porque hace caso de los que lisonjea”
Francisco Quevedo. 

Debo comenzar admitiendo que desde mi casa tuve la oportunidad de disfrutar de tu trabajo como humorista en televisión. Estando muy pequeño cuando nos congregamos en esa suerte de hipnosis que genera la tv para ver los “skech” de humor con Emilio Lovera, Cesar “nené” Quintana, Juan Ernesto López, usted y tantos otros.
Entre las carcajadas los adultos nos regañaban por ver muy de cerca el pequeño televisor panasonic el cual todos rodeábamos cual tótem en la sala de la casa. “¡te vas a quedar ciego!” era la exclamación de costumbre, curioso es que nunca conocí a alguien que quedará invidente viendo tv, bobos unos cuantos, pero ciegos nunca.
Para proseguir la confesión debo señalar que en aquel entonces no entendía aquellas frases cargadas de sarcasmo político y crítica social. Fue solo hasta mi tránsito por la llamada “educación media” (media mala) cuando yo empezaba a comprender sus mofas a Rafael Caldera, su genial interpretación de José Félix Ribas y aquel agudo sentido del humor. Mientras más conocía la historia más humor desentrañaba de tu trabajo.
Ya en cuarto año cuando daba mis primeros pasos en la militancia política dentro movimiento chavista, durante una actividad de protesta por el servicio del comedor me encontré en una de esas oficinas administrativas de la OBE un pequeño cuadro que decía 
Y por último, creo en la dicha que florece a la sombra de las horas azules del reloj”
 y busqué de donde venía esa frase hasta que me topé con el Credo a la UCV y me enteré de que fue escrito por ti.
Debo decir que conocí la UCV dos veces. La primera vez de la mano de una infinidad de relatos de jóvenes de izquierda que durante difíciles momentos para el país se sublevan con heroísmo contra las cúpulas de poder. Aquellos jóvenes de legendaria oratoria, pluma brillante y valentía épica habían dejado huella indeleble en la historia del país. Los relatos de cómo fueron asesinados, torturados, perseguidos y encarcelados me llenaba (y aún lo hace) de mucha indignación. Durante esos días conocí Tierra de Nadie, el Aula Magna, la Plaza Cubierta, la historia de José María Bianco “rector de la dignidad” (donde ese dicho de “de tal palo tal astilla” no aplica), el Orfeón Universitario, el Pastor de Nubes y pare usted de contar.
Me enamore de esa primera UCV. Cuando entre a estudiar sociología (si, eso se estudia), conocí la UCV por segunda vez y sufrí mi primera historia de despecho. Me encontré profesores y profesoras universitarias que eran defensores a ultranza del libre mercado, que decían que el ingreso de los sectores populares a la UCV deterioraba la calidad educativa, que los obreros y obreras de la universidad no tenían derecho a votar en las elecciones a rector, junto a un profundo sentimiento de desprecio al proceso popular que encabezaba Chávez y lo más impactante de todo: estudiantes que compartían este desprecio aristócrata.
Como el chiste del marido que encuentra a su mujer siéndole infiel en el sofá y decide botar el sofá para solucionar el problema yo le busque una justificación a aquella realidad que me atormentaba. Me hice la ilusión de que había periodistas, humoristas, profesores universitarios, abogados, que eran profundamente independientes y que tenían una férrea convicción anti-poder, no importa de qué signo fuera el gobierno estos intelectuales estarían ahí para cuestionarlos. No obstante, la realidad dio al traste con mi ilusión. Al poco tiempo vi anonadado a esos intelectuales furibundos en marchas porque le habían quitado la concesión a un canal privado de tv (¿te acuerdas de los bobos que te comenté?. Allí pude darme cuenta que era a otro poder a los que se debían estos señores. Era Marcel Granier, Eladio Lárez, Nelson Mezerhane, los reyezuelos que dirigen a estos arlequines. Desde ese momento mi amor por la primera UCV crecido infinitamente y de manera proporcional creció mi rechazo por quienes la habían secuestrado arrodillados a los argumentos del dinero.
En una carta escrita recientemente donde yo soy uno de los destinatarios tu me decias que “A diferencia de otras sociedades que nunca han conocido la democracia, nosotros, con todas las deficiencias que tuvo, la conocimos” ¿de cual democracia me hablas Laureano? ¿Aquella “representativa” en la que cayeron decenas de jóvenes en la puerta tamanaco? ¿aquella democracia que pobló de placas la UCV en honor a estudiantes y profesores asesinados? ¿que es una deficiencia para ti Laureano? ¿la operación canguro que allanó nuestra universidad? ¿la tortura? ¿es a la democracia del reclutamiento al servicio militar forzoso y la Ley de Vagos y Maleantes a la que tú nos convocas?
La línea entre un humorista y un bufón es sumamente delgada. Existen buenos humoristas y malos humoristas no importa cual sea su signo político. Los malos humoristas al no ser prósperos en su oficio recurren a los sub-oficios de bufón de corte o payaso de circo, es lógico que lo hagan. Sin embargo, resulta sumamente triste cuando un buen humorista al sufrir el “desabastecimiento de ideas” del que tu me hablas en la carta, se venda como bufón a los reyezuelos de las cúpulas económicas del país. Es una pena que tomaras esa decisión. Yo por mi parte votaré orgullosamente el 6 de diciembre en la circunscripción 2° del municipio Libertador por la madre de un joven asesinado a manos de la componenda para la que tu trabajas.
A la espera de que aparezcan como por arte de magia aquellos hermanos Nazoa y aquel Leoncio Martínez para que vuelva el sarcasmo inteligente, la seriedad del buen chiste político y la risa desenfadada de las ideas honestas e independientes. Sin más a que hacer referencia me despido hasta la próxima Laureano.

lunes, 29 de junio de 2015

Para explorar nuevos caminos en busca del Legado. A propósito de Toby y Biardeau.


¿Qué es imposible pensar y de qué imposibilidad se trata?"
Michael Foucault
Como era de esperarse, a dos años del doloroso fallecimiento de Hugo Chávez aumenta la temperatura del ya álgido debate sobre su Legado. En esta dirección vienen apuntando de manera explícita o implícita un conjunto de intelectuales de múltiples matices políticos: Temir Porras, Rodolfo Sanz, Carlos Lanz, Néstor Francia, Nicmer Evans, Toby Valderrama, Javier Biardeau e incluso a esta larga lista se le suman adversarios declarados de la Revolución Bolivariana como el mismo José Guerra. No obstante, el discurso/práctica de Hugo Chávez en veintiún años como líder revolucionario (desde su primera aparición pública el 4F) no resulta fácil de asimilar mediante conceptos preestablecidos y cual Cid aún sigue batallando contra los moldes teóricos que pretenden encasillarlo. Mas aún, en la actualidad esta polémica se agudiza proporcionalmente a los peligros que atraviesa el proyecto bolivariano. En estas líneas le apostamos a explorar nuevos caminos en busca del Legado de Chávez:
Sin lugar a duda una de las ventajas más importantes que nos permite generosamente adentrarnos en el debate sobre el pensamiento y acción de Hugo Chávez es que su Legado no es recogido por un testamento incierto o algún documento apócrifo. Al contrario, la trayectoria política del Comandante queda registrada en un sinfín de horas de grabación televisada, quizá por centenares de escritos editados en vida y lo más importante por una práctica que irrumpió en la forma de hacer política en Venezuela. No obstante, rebelde a los dogmas, el hijo de Sabaneta nunca se amparo bajo ningún paragua ideológico que regulará su acción, esquivo a los títulos que tanto nos gustan a la izquierda, Hugo Chávez renunció a todos ellos y a la vez se autodenomino de múltiples formas. En este sentido, la cuesta se inclina para aquellos aficionados a la taxonomías clásicas en las que a un líder se le califica de populista, a otro de marxista-leninista y a un tercero de socialdemócrata o liberal de izquierda.
Es así como en la pluma de Toby Valderrama cierta corriente de la izquierda esculpe un Chávez para si, a su imagen y semejanza. El Chávez de esta izquierda es un líder marxista-leninista de orientación guevarista, un dirigente del “proletariado” y promotor del “desarrollo de las fuerzas productivas nacionales”. Por otra parte, el profesor Javier Biardeau haciendo gala de la “distancia analitica” que es un comodín que siempre brinda la academia le opone a la concepción del Chávez de Toby las palabras del mismo Chávez cuando en entrevista a Sean Penn en el 2008 se asume “socialdemócrata” a diferencia de Fidel al que caracterizó como un “marxista-leninista”. Por último, cierto chavismo oficial se apuro por patentar el Legado de Chávez, convertirlo en patrimonio de unos pocos, reclamar su herencia como botín, trazar líneas divisorias entre hijos e hijas legítimos y bastardos, exigiendo cheques en blanco y convirtiendo el pensamiento de Chávez en una veleta que se mueva según la dirección de las tempestades.
No es nuestra intención hacer un compilado de las posturas y matices que se esgrimen a diario sobre este debate, sería embarcarnos en una labor agotadora y poco constructiva. Queda por sentado nuestro repudio a toda forma de expropiarles a las mayorías nacionales el Legado de Chávez oficializandolo y patentizandolo. Por otra parte, la provocadora cita que hace el profesor Javier Biardeau sobre la denominación socialdemócrata de Chávez cuenta con la virtud de poner en cuestión los supuestos, las naturalizaciones simplistas que fluctúan en ciertos ambientes intelectuales. Sin embargo, bien pudiera el compañero Toby Valderrama recurrir a una infinidad de citas donde Hugo Chávez se autodenomina “marxista” como en la clausura del VIII Cumbre Alternativa Bolivariana donde dijo “soy socialista, bolivariano, cristiano y también marxista” o aquella declaración en la Asamblea Nacional durante la toma de posesión donde hace referencia a trotsky e incluso más recientemente los “Aló Presidente Teóricos” donde cita recurrentemente a István Meszaros autor húngaro de incuestionable orientación marxista.
Ahora bien, la apuesta de Biardeau se constituye en un pedregoso campo de batalla donde se corre el peligro de que cada intelectual eche mano indiscriminadamente de citas de Hugo Chávez para justificar cualquier posición política. El camino estéril en el que cada autor cargue su arsenal con citas de Chávez para oponerlas a otras citas de Chávez conduce a un callejón sin salida. Además, implicaría la reedición de los viejos errores de la izquierda cuyos dilemas sobre el “verdadero Marx” o las polémicas alrededor de Lenin agotaron tinta durante décadas con resultados poco fructíferos.
La cita que hace el profesor Javier de la famosa entrevista del Comandante me remite a un conversatorio intitulado “¿Qué es hacer hablar a un autor?” en donde el sociólogo francés Pierre Bourdieu sentencia “siempre es necesario someter las citas a la crítica, examinar su función, su verdad, su validez.” posteriormente indica “por eso hay que establecer una relación desfetichizada con los autores, lo que no quiere decir una relación “no respetuosa”. Al contrario. Pienso que no se respeta suficientemente el esfuerzo de pensar cuando se fetichiza a los pensadores” decir que Hugo Chávez era “socialdemócrata”, era “marxista-leninista”, era “marxista crítico”, “populista”, etc simplemente no dice nada, se vacia de significado, se desvanece cada vez que se simplifica en códigos preestablecidos.
Pierre Bourdieu continúa señalando “para comprender una obra hay que comprender primero su producción, el campo de producción; la relación entre el campo en el cual ella se produce y el campo en el que es recibida...” ¿ a quien le hablaba Chávez cuando decía que era socialdemócrata? ¿a quien se dirigió cuando se autodenominó marxista? ¿Cuál fue el contexto en el que se emitió tal afirmación? ¿ cuales eran las condiciones de las alianzas del bloque nacional popular que hacían viable el proyecto bolivariano durante el pronunciamiento de tal afirmación? ¿existían matices en el discurso chavista durante un periodo electoral y un periodo postelectoral? Infinidad de preguntas atormentarian a quien se sirva de un fragmento del discurso de Chávez para imprimirle legitimidad y coherencia a su argumento.
Nuestra apuesta es radicalmente opuesta al camino iniciado por estos compañeros. Nuestra perspectiva nace en las antípodas de las coordenadas políticas de la polémica antes presentada. Para nosotros el Legado de Chávez debe comprenderse en clave popular, no desde quien enuncia sino desde sus receptores. ¿ que significa para las clases subalternas el Legado de Chávez?, ¿como interpretaron el socialismo del siglo XXI los venezolanos y venezolanas de los sectores populares? ¿hubo realmente una recepción del Plan de la Patria o del Golpe de Timón en las mayorías heterogéneas que conformamos el chavismo? Y este camino no puede emprenderse de manera panfletaria, ¡no! Se trata por el contrario de un esfuerzo de etnografía política, de descolonización y desdogmatización del pensamiento que salde una gran deuda histórica que tienen los intelectuales de izquierda en este país: pensar desde las clases subalternas y no sobre ellas. Creemos que este fue el camino que recorrió Chávez cuando la vieja izquierda se encontraba inerme frente al neoliberalismo, sin el menor apoyo popular y subsumidos en interminables debates doctrinarios.
No hay mejor forma de comprender el Legado de Chávez que recorriendo el camino que él emprendió junto con las mayorías en su clara interpretación de ellas. La aguda crisis del proyecto chavista amerita novedosos esfuerzos intelectuales, de poca ayuda es establecer un listado de diferencias y similitudes entre Nicolás Maduro y Hugo Chávez al estilo Giodani o dictar orientaciones macroeconómicas como Heinz Dieterich, mucho menos comparar como el Toby Valderrama la actuación de Chávez en el 2009 durante la Crisis Financiera Mundial y pretender que esa misma actuación sea repetida por Nicolás Maduro en la crisis economica y politica del 2013/2014.
Así como la caída de los precios del petróleo durante la Crisis de burbuja inmobiliaria que afectó la demanda de los grandes consumidores de petróleo no es comparable con la baja estrepitosa del petróleo durante el 2013/2014 cuando los Estados Unidos inundan el mercado con petróleo de esquisto y Arabia Saudita inicia una guerra de precios, tampoco es comparable Hugo Chávez con Nicolás Maduro, estas comparaciones resultan arbitrarias. Mucho más injusto resulta endilgarle a Nicolás Maduro la errática política económica de quince años de Revolución Bolivariana en los cuales hemos presentado serios problemas en los intentos por avanzar hacia una sociedad post rentista. Estos argumentos lejos de clarificar oscurecen el ya turbulento panorama político.
Para nosotros comprender el Legado de Chávez desde la codificación que le da el pueblo alumbra caminos importantes para atinar en salidas a la crisis, para comprender los efectos de tal o cual medida sobre los sectores populares, para reconstruir la alianza heterogénea del bloque chavista, para hacer emerger identidades revolucionarias, en fin, para reinventar la construcción del socialismo y darle viabilidad, síntesis y coherencia al  proyecto chavista desde las mayorías. Nicolás Maduro y todos los que militamos por un mundo más allá del capitalismo debemos afrontar este desafío.